– DOMINGO 23 DE AGOSTO DE 2009
ROMANOS 12:1 “Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.”
SANTIAGO 4:7 “Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y el huirá de ustedes.”
Muchas veces en nuestras clases de matemáticas del colegio nos enseñaron una palabra que es un poco rara, pero fácil de entender: “PUNTO DE INCLINACIÓN”.
El punto de inclinación, matemáticamente, es cuando tu tienes una curva en picada (hacía abajo) y de repente un punto en la gráfica hace que la curva vuelva y suba. Hagan de cuenta como una V.. primero la curvita baja.. y en todo el centro de la “V” vuelve a empezar a subir… à Eso es el punto de inclinación.
Y bueno ustedes pensarán… que de relación tiene esto con mi vida? Como puedo aplicar algo matemático a mi vida? El punto de inclinación es lo mismo con Dios.
Muchas veces nosotros emprendemos cosas en nuestro trabajo, en nuestra vida, en nuestro estudio… y creemos que van a ser buenas, pero de repente todo empieza a salir mal… y le preguntamos a Dios.. que por que permite que todo lo que nosotros hacemos nos salga mal… Y saben cual es la respuesta de Dios… “porque tú no te rindes ante mi”.
Tomar la decisión no es fácil. Rendir mi voluntad y mi corazón ante Dios no es nada fácil, porque somos seres humanos y siempre queremos tener el control de nuestra vida, pero así son las cosas, tenemos que rendirnos ante Dios para que las cosas nos salgan bien… y sabes porque?
Porque Dios es el único que tiene una vista panorámica completa de mi vida. Él sabe cual camino es lleno de piedras que me harán tropezar y cual no. El sabe cual decisión va a ser mi vida más feliz y cual no…. Es decir.. Dios todo lo sabe… Entonces, ¿Por qué te da miedo el confiar tu vida a Dios?
Acepta el reto de Dios… rinde tu vida y tu corazón ante Él y verás que así Dios puede utilizarte para hacer grandes cosas para su obra.
La derrota se convierte en victoria, cuando nos rendimos ante Dios.
El hoy es un regalo, por eso se llama presente.
